Muchos son los recuerdos que todavía afloran como parte de una historia viva cargada de pasión, entusiasmo y rebeldía en el Santiago musical de los años setenta.
Cuando el ser adolescente era toda una contradicción de ideales para una sociedad conservadora y ajena a los cambios estéticos que revestía la sociedad más joven, en Santiago la influencia del rock anglosajón y la música progresiva nacional se hizo notar en muchos jóvenes que miraron en esta música una manera de transmitir emociones. Aquella experimentación artística no fue determinante para que los músicos la imitaran a la perfección, pero si esta representaba una inyección de creatividad y audacia para los jóvenes santiagueños.
En Santiago, con el correr de los años aparecieron formaciones rockanroleras como “Los Demonios del Ritmo” Rocky Land, “Los Clevers”, “Los Brothers”, “Ley 18.188”, “Frutilla”, “Los Sabuesos”, “Los Valiants”, “Los Rockland”, y Los Zombies, este último conjunto fue un hecho musical que según Julio Carreras “fue el resultado de Los Juveniles, Los Grinberg, El “Equipo C” (grupo instrumental de Santiago), Los Mods, los Stockers y alguno que otro grupo” donde el mismo Julio había tocado circunstancialmente aquellos años.
Ya en la década del setenta surge SER (Santiago del Estero rock) una elaboración cultural colectiva y espontánea de amigos músicos, donde la idea principalmente era hacer buena música, que después se fue ampliando al arte en general, y llevarla a los sectores más humildes. A diferencia de lo que se hace siempre, y es que el arte más elevado siempre es expuesto en lugares adonde solamente concurren las clases mas
adineradas.
Desde una visión propia y una estética diferente a lo que se sentía de la música netamente comercial, esta aventura del Santiago de los sesenta y setenta marcó un punto de inflexión valioso para muchos de los jóvenes.
Hoy, a más de cuarenta años de tan destapada euforia, sobreviven en el recuerdo muchas anécdotas lindas y otras no tanto que se sumergen en sueños cargados de pasión
