27/4/09

A don Sixto


"Nosotros hacemos la música naturalmente, no por una necesidad profesional o comercial, sino por difundir la cultura de nuestros antiguos. Eso es lo que me interesó desde siempre. Pero nunca pensé, ni soñé con hacerme famoso. Todo era en defensa del quichua. Sólo en el último tiempo comencé a vivir de la música"

Se ha ido Don Sixto, un hombre lleno de virtudes que tantas cosas supo hacer en defensa de nuestro patrimonio cultural. Ese hombre que para muchos hoy simboliza un Dios Quichua, un Viracocha de estos tiempos.
Dicen las sabidurías indígenas del antiguo Perú que Pachacámac fue una de las divinidades de la mitología incaica. “El hacedor del universo, el que acomoda los tiempos, el creador y animador de todo lo existente. El que ordena al corazón del hombre y deposita en él toda la fuerza necesaria para saber vivir y hacer el bien sobre la tierra”.
Es indudable que Don Sixto concibió esta máxima incaica con demasiada firmeza, y testimonio de ello es su legado musical, su epopeya poética, su actividad radial con el Alero Quichua Santiagueño, y todo aquello que innovó desde el arte para transmitir a las nuevas generaciones en pos de mantener una tradición campesina-santiagueña heredada de sus mayores.
Nos queda esa maravillosa impronta de un hombre muy luchador. Él, que publicó una edición bilingüe (castellano-quichua) del Martín Fierro. Él, que supo trazar un profundo lazo de hermandad con tantos músicos folkloristas y rockeros que lo vieron como un padre sabio. Esos hijos adoptivos que escucharon su buen corazón como, León Gieco, Santaolalla, Mercedes Sosa, Gabriel Conti, Leandro Lovato -por nombrar algunos- y hasta los internacionales Pete Seeger, Pablo Milanés, Milton Nascimento, Chico Buarque y tantos otros.

Porque van a pasar años o quizás ya no vuelvan a aparecer hombres con espíritu formador, que nos aporten tanta sensibilidad y valor por la cultura nativa. Porque fue él quien protagonizó en su tiempo el destape como quichuista en nuestra provincia. Él que documentó en su chacarera doble “Penqakus kawasajj karani” (Avergonzado vivía), el menoscabo que gran parte de esta sociedad hacia de nuestro idioma ancestral, ese dialecto tan natural que jerarquizó desde el estudio el Profesor Domingo Bravo, y que tanto empuje le dio a Don Sixto para animarse a cantar esas coplas sentidas que tanto tiempo había callado.
Quien intente asomarse a conocer la historia que nos ha dejado este gran hombre descubrirá lo que significó pelear con la fuerza de su corazón esa noble intención de asentar cultural y sentimentalmente la lengua quichua. Esa ponderada frase de “quichuizar el mundo” deja a las clara su voluntad de engrandecer lo que forma parte de nuestro patrimonio.
El corazón luchador de este hombre trascendió las fronteras de los departamentos quichuahablantes de Santiago, porque quiso demostrarle al mundo que nuestra raíz cultural tenia presencia y había mucho que hacer por mantener viva la riqueza histórica que abrazan los pueblos del interior.
Gracias Don Sixto! Por haber hecho tanto, Nosotros debemos continuar! SU DON DE GENTE ME HA DEMOSTRADO QUE SE PUEDE SER ARGENTINO CON IDENTIDAD!
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