En la foto el mítico Tanguito con la guitarra a mil, pasa un señor y le pregunta: ¿Porqué protesta y contra quien? Ahí Tango para de cantar y le dice: “Yo protesto, yo protesto por usted!”...y sigue cantando
Siempre dije entre mí: que dicha debe ser para uno sentirse un artista. Que desafío tan grande arriesgar siempre con el clamor de la verdad, renegando del sistema, del odio, de las guerras, del amor y de otras tantas cosas.
Para muchos, un artista es todo aquel que no transa. Artista es aquel que escribe sin pensar a quien incomodar, ajustándose solamente a la voz de su conciencia y por eso, muchas veces se convierte en un ídolo.
El artista es un paria, un refugiado, un inconformista, un exótico, un inadaptado social que no sabe que hacer cuando se siente incomprendido y sigue adelante.
A mi entender hoy la música ya no padece ninguno de estos "estigmas", porque los músicos se comercializaron para sólo crear hits y pasar el momento desde la moda. Hoy los tiempos nos exige asegurarnos de un bienestar general porque sino todo se viene abajo.
Se acabo eso de jugársela escribiendo utopías erráticas, de anunciar un tiempo mejor, de naufragar en una balsa para escapar de la realidad y todas esas giladas. Hay que perseguir ilusiones más alcanzables, que no dejen desdichas e infortunios personales. En fin, el hombre se merece un sinceramiento profundo consigo mismo. ¿Para que cuestionar las injusticias diarias desde el arte? ¿Acaso la música no debería mejor entretenernos de todo esto que nos pasa? Que mala pata la mía, de haber elegido el periodismo para muchas veces tener que callarme, pudiendo tranquilamente probar con la música, no queda otra, más que “oxidarse o resistir”.
