15/12/08

El santiagueñazo, 15 años después

Fotografia tomada Rody Beltrán y publicada en la Revista Noticias.

Desde diciembre de 1993 hasta estos tiempos muchos se preguntan aún que cosas cambiaron en Santiago para pensar en la refuncionalización de un nuevo tiempo institucional. Entre tantos antecedentes críticos que registra la historia política de las provincias de nuestro país, el estallido social del año 1993 en Santiago fue quizás uno de los castigos más duros para la clase dirigente de aquel entonces.
Desde otro punto de vista, se podrá decir que mucho de lo que se cuestionó fue en vano, porque con el tiempo los santiagueños volvimos a optar por muchos de los funcionarios cuestionados en aquella década, inclusive diferentes puntos de vistas sobre el tema aducen de que aquella gran revuelta social fue un gran plan organizado para terminar de cualquier forma con la torpeza de aquel gobierno, mediante un gran levantamiento desaforado de un sector de la repartición pública provincial, que salió a las calles culminando una lucha de varios meses en reclamo por la demora del pago de los salarios.

Para algunos, "el santiagueñazo" tranquilamente se lo podría comparar con la toma de Bastilla, asi me lo comentó uno de los periodistas que cubrió los acontecimientos de aquella vez, Rodi Beltrán, quien a su parecer "con el estallido se justifica la desaparición de una gran fortuna de dinero.Yo sentí mucha bronca porque se quemó el archivo de Santiago, se ignoró el valor de la historia de nuestra provincia por mezquindades humanas, por santiagueños que no aman a esta tierra y que la llevaron a esta triste situación".
"Con el tiempo nos dimos cuenta que aquello no sirvió para nada, porque hoy vemos que la mayoría de los personajes siguen en el mismo escenario, cambiando de atuendos. Sentí dolor porque nos desencontramos entre hermanos y lo que se declamaba no se llevó a cabo, todo cambió para que nadie cambie. Estamos en una altura de la vida donde posiblemente no veamos grandes cambios, pero si con visión de futuro se invierte, se administra y se controla la educación, Santiago tendría como destino un verdadero cambio, pero si no se cambia el concepto de educación y cultura dentro de cincuenta años vamos a estar hablando de lo mismo”.
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