9/7/09

El amor en tiempos de fraude y gripe


Nuestra sociedad está acostumbrada a recibir palos de todos lados. En medio de revueltas políticas y acuses de fraude de aquí y de allá, a muchos se les hace casi imposible no caer en comentarios de que tal político hizo tal y tal cosa a beneficio de unos cuántos. Y para colmo, la paranoia que genera esta pandemia nos priva de salir a desquitarnos de esa rabia que llevamos dentro. Nosotros, que elegimos la democracia no queremos estar atados a este sistema perverso que pretende moldear nuestras vidas a su antojo. A pesar de todo, uno trata de ser fuerte, porque el virus de los políticos se muta de muchas formas y hay que estar muy atento, ya que a diferencia de este nuevo virus, la Gripe A H1 N1 todavía es nueva y aún no tenemos las defensas necesarias para protegernos. ¡Que tiempos locos estos! Nos quieren estafar de todas formas, porque nos ven sin defensas y aprovechan para joder con la salud del pueblo. Ya no me interesa saber si hay uno, dos o más culpables y si todo fue una farsa creada para determinados fines. Lo único que quiero para mí y para todos es que no nos sigan cagando. A todo esto, mi amigo, un poco más escéptico que yo me dice:
- “Lamento informarte pero es ése el destino de esta provincia. Sino fijate en los salteños, tucumanos, riojanos ¿Cuándo has visto vos que hayan tenido quilombos recientes como Santiago? Ah? a ver, decime...”.
Y claro, me quede mudo, no sabia que contestarle en ese momento. Y al rato, no pude con mi genio y de caliente le remato con la suspensión de los festejos:
-Ah! no, para!... Y decime, ¿para vos está bien que encima de todo nos corten los festejos de la ciudad?
Mi amigo, un tanto molesto se levanta y me contesta:
- Boludo! ves que no sabes nada. ¡¿De que festejos me hablas. No ves todo el quilombo que hay con esta gripe?!
No hay caso, me dije entre mi. La rabia que tengo me hace hablar cualquier cosa, y no vaya a ser que por andar haciéndome el pícaro me contagie de esta gripe que está causando estragos. Que se le va hacer, la vida a veces nos carga con todo de una vez, y cuando menos lo esperábamos nos aparece esta pandemia que en algún punto seguramente el hombre es causante del problema. No le voy a echar la culpa al chancho, pero esta gripe me esta dejando pocas chances de disfrutar de mis vacaciones. Sigo caliente con todo y me vuelvo a decir:
“¡Y justo ahora nos viene a pasar esto en el mes que más esperamos los santiagueños!”. Y si, que más puedo decir, si ya casi ni puedo visitar a mis familiares, aunque por ahí arreglamos hacer algún un asadito con los changos. Pero igual, sigo estando incómodo conmigo mismo, porque además escasean los turistas, y para colmo nos suspenden la maratón de la Chacarera, la marcha de los bombos y demás acontecimientos programados para celebrar el cumpleaños de nuestra Madre de Ciudades. ¿Se dan cuenta? ¡Que barbaridad che! ¡No puede ser que tengamos tanta yeta! Nosotros, que somos tan parsimoniosos en nuestro andar por la vida y nos viene a pasar todo esto. A los santiagueños nos duele que nos corten la joda, pero también nos duele la Gripe A. Nos da fiasco estar en nuestras casas y tener que frustrar salidas para recrearnos un poco de esta monótona rutina. A todo esto, y en medio de una profunda reflexión, ese mismo amigo que me reprocha de loco no tiene mejor idea que decirme: “…Y bueno flaco, los que tenemos la suerte de complacernos de una relación estable tenemos que aprovechar del momento y hacer el amor más seguido en nuestras casas, jajaja”.
– ¡Sos un genio negro! Si es lo que mejor podemos hacer. El amor tiene que estar siempre en medio de tanta pesadumbre y paranoia. Miren, yo puedo ser escéptico y criticón en muchos casos, pero nada mejor para mi que abrigarme en los besos de mi amada, y recrear el amor una y otra vez. Tanta chifladura que hay afuera nos pone ridículos hasta en los momentos más íntimos y llegamos a descuidar ese instante único que nos brinda la ternura recíproca. ¿Que culpa tendrá el amor en medio de esta pandemia quitadora de besos? … Yo me arriesgo a besarla, resfriadita o no la amo de todas formas. La cosa está en animarse a sentirse más vivo y pelearle como se pueda a todas las adversidades epidémicas que intentan opacarnos, salvo que la muerte nos diga basta.

No hay comentarios:

Powered By Blogger